Hay algo que me irrita bastante. O mejor dicho, que me entristece y me llena de impotencia. Y es la cantidad de gente desconsiderada que hay por el mundo. Gente capaz de permanecer en la más absoluta indiferencia ante una situación injusta en la que un pequeño gesto por su parte significaría un enorme favor para los demás. Quizá de esta manera les llena algún tipo de sensación de superioridad, pero no entiendo cómo puede quedárseles la conciencia tranquila.
Como ya he explicado vagamente alguna vez aquí (convalidaciones, etc), sucede que estoy haciendo la carrera de un modo un tanto "desordenado". Además, el hecho de estar trabajando de becario en la propia Universidad (y hago otro tanto como becario en la Residencia) me condiciona en cierto modo la disponibilidad horaria. Se da el caso también de que cada dos por tres padezco insomnio, por lo que la hora de la siesta suele representar para mí una oportunidad extra de recuperar las horas de sueño que por la noche no consigo dormir.
Pues bien, hay cierta asignatura que, en mi grupo de clase (el C) imparte un profesor con cierta fama de "ir a su bola". Tanto es así que ya dije aquí mismo al comienzo del cuatrimestre que me sentía un poco aturdido por la velocidad con la que el profesor impartía las lecciones y que me sentía incapaz de, a un mismo tiempo, asimilar los conceptos que explicaba, tomar nota de ellos en los apuntes y contestar a las preguntas que el profesor lanza, con una cierta impertinencia por su parte, a lo largo de la clase.
Así las cosas, me empecé a sentir saturado, perdido e incluso intimidado en esta asignatura. Como además algún que otro día, a causa del sueño o de obligaciones varias derivadas de sus becas, no podía asistir a clase, al día siguiente me encontraba aún más perdido, pues el profesor imparte la teoría con una celeridad desquiciante (con vistas a dedicarse a la resolución de ejercicios una vez vista toda la teoría, en lugar de irlos intercalando con la teoría).
De manera que decidí asistir a las clases de esa asignatura en el grupo A (el temario de la asignatura y el examen final son idénticos en ambos grupos), ya que se imparten una hora más tarde (lo cual es una garantía de poder asistir siempre…) y que el profesor que las imparte en ese grupo lo hace de una manera totalmente diferente, aparte de poner a disposición de los alumnos las transparencias con todo el temario. Tanto es así que pasé de sentirme perdido y aturdido en la asignatura a entusiasmarme con ella. Además, me di cuenta de que según este profesor la impartía, me daba tiempo de hacer las reflexiones pertinentes para asimilar los conceptos, pues es una asignatura "de pensar", más que de otra cosa.
Llegada la mitad del cuatrimestre, los profesores anuncian que van a hacer un "control" de evaluación continua que supondrá una parte sustancial de la nota final (cosas del ECTS de las narices). Y cada uno de ellos cuelga en Campus Virtual un mensaje en el que pide que cada alumno se examine dentro de su grupo, salvo acuerdo expreso con el profesor.
Informado el profesor del grupo A de mi situación, me dice que no tiene inconveniente en que haga el examen con su grupo, si bien me dice que "todos los grupos de clase, creo, tendrán más o menos el mismo examen, pues entra el mismo temario". Acto seguido, me dirijo por escrito al profesor del grupo C y le expongo también su situación.
Éste me contesta en un primer momento que, a este respecto, en su grupo "sí entra todo el temario de la asignatura; le recomiendo que mantenga el contacto con los compañeros de su grupo y que consulte la información disponible en Campus Virtual".
Posteriormente, informado por el alumno de que en el grupo A sólo han visto la mitad del temario, el profesor del grupo C me dice que si he informado también al del grupo A. Tras decirle que sí y que el profesor del grupo A no tiene inconveniente, sus palabras son que "debería haber expuesto usted su situación a principio de curso como hicieron otros alumnos, a los que les dije lo mismo que a usted: que el examen debe hacerlo con su grupo". Todo ello con la más absoluta sobriedad y en un tono ciertamente sarcástico.
Y yo me pregunto:
¿De qué me habría servido exponerle mi situación a principio de curso, y por que habría de haberlo hecho, si nadie me advirtió de estos problemas? ¿Qué entiende este hombre por el "acuerdo expreso" que menciona en su convocatoria de examen? ¿Es justo que no todos los alumnos estemos en igualdad de condiciones en clase y exámenes, si nosotros no elegimos el grupo de clase en que estamos? ¿Es justo que a un alumno se le obligue, indirectamente, a asistir a las clases de un determinado profesor o en un determinado horario? ¿Qué le cuesta a este hombre permitirme examinarse con el otro profesor? ¿Es necesario además que me escriba en tono sarcástico (por ejemplo comenzando el mensaje con "muy señor mío"), pese a haber procurado yo el respeto y la corrección oportunos en mis mensajes?
Por mi disponibilidad horaria, por el orden en que estoy cursando las asignaturas y por lo poco que me gusta asistir a clase (sólo lo hago si creo que verdaderamente me aporta algo, en lugar de suponerme una pérdida de tiempo que me va a obligar a dedicar exactamente el mismo tiempo de estudio personal que si no asistiera), son varias las clases de otros grupos a las que he asistido. Y nunca he tenido que dar explicaciones a nadie. Ni he encontrado a ningún profesor que mostrara semejante indiferencia y, tengo que decirlo, tan mala idea.
El asunto me recuerda a cuando estuve en Industriales: una vez tenía que entregar el informe de una práctica de laboratorio "antes de Semana Santa" (literalmente). A la práctica había asistido en horario de mañana, pero a las clases de teoría asistía siempre en horario de tarde. El viernes inmediatamente anterior a Semana Santa, por la tarde (que era cuando me correspondía ir a clase), me dirigí al despacho del profesor para entregar el informe. Me indicaron que el profesor ya se había ido de Semana Santa (sólo estaba por las mañanas) y que, básicamente, me tenía que comer la práctica con patatas fritas porque no me la podían recoger ni dejársela en la mesa del despacho.
Total, que sacarse una carrera no consiste sólo en adquirir una serie de conocimientos y en demostrar que eres capaz de ponerlos en práctica. Conlleva también enfrentarse a todo tipo de profesores y a todo tipo de situaciones de las que depende tu aprobado, aparte de lo bien que hagas el examen final. Y ya sé que en la vida laboral también se dan situaciones injustas o incómodas. Pero creo que no es de recibo que alguien que está cobrando dinero público por darte una enseñanza y por corregirte un examen, se dedique a experimentar contigo sus formas "alternativas" de impartir clase y a hacerte la vida imposible innecesariamente.
Puede que mi padre tenga razón: a lo mejor lo mío habría sido la UNED. Que, además, la tengo enfrente de casa (para ir a los exámenes y demás)…